Resumen de la Conferencia de Bruce Dickinson que dio en Barcelona, España.
Tomado de:
http://www.themetalcircus.com/reportaje.php?id=208
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http://www.themetalcircus.com/reportaje.php?id=208
Bruce Dickinson ha estado este mediodía en Barcelona para inspirar a
toda la nueva generación de emprendedores de tecnologías de
telecomunicaciones. Su charla, inspiradora, familiar y cercana ha tocado
diversos puntos de su carrera profesional.
Dickinson empezaba contando como él tiene dos vidas que en realidad son
una. Y cómo la unión de esas dos vidas le hace ser quién hoy es. Ser
piloto de aviones e ídolo de masas le ha enseñado algo que Apple tenía
muy claro cuando relanzó su marca: que tus clientes sean tus fans. Nos
cuenta que cuando tú vendes, no vendes un producto, vendes una relación.
A tus clientes no tienes que venderles algo que no necesitan, sino
conocerles, saber qué quieren, que esperan de ti, que vacíos tienen que
tú puedas llenar.
El mercado además está en pleno cambio y Bruce nos contaba la parte del
negocio de la música: antes las camisetas y los conciertos eran
baratos, los discos caros. Ahora es al revés. Los discos son más baratos
(contando que la mayoría son descargados de internet a coste 0) y las
camisetas y los conciertos más abundantes y más caros. Las bandas pasan
más tiempo en la carretera. Hay que adaptarse, innovar.
Una de las maneras de innovar es mirar un producto desde otro ángulo,
desde otro punto de vista. Ver qué puedes hacer con él que no se haya
hecho ya. Dickinson ponía el ejemplo de unos pantalones. ¿Qué se puede
hacer con unos pantalones? Cubrirte las piernas, sí. ¿Y recargar el
móvil? Quizá con el movimiento, con la fricción… mover la pierna a
propósito para recargar el móvil es un gasto de energía pero quizá se
puedan crear unos pantalones que aprovechen la energía provocada por el
ejercicio de andar para recargar un teléfono, un mp3, una Tablet.
Él
nos ha contado cómo ha contribuido a innovar concretamente al Ejército
de los Estados Unidos, invirtiendo en un proyecto que parecía una
locura.
“Fui al banco a pedir un crédito para la filmación de una película para
la cual escribí un guión. Trataba de explicarles por qué mi película
era genial pero ellos estaban interesados en cómo, aunque la película
resultase un bodrio, la inversión les haría ahorrarse dinero en
impuestos. Al fondo de la sala había una persona tomando café y
charlando alegremente, sonriendo de oreja a oreja. Me acerqué a
preguntarle si iba a invertir en mi película y me dijo que no, que tan
sólo había venido a ver si podía robarme la idea para financiar su
propio proyecto. Esa persona me pareció tan interesante, que me contó su
proyecto e invertí en él. Se trataba de construir un zepelín que podría
transportar una media de 7 toneladas de carga a través del atlántico,
tardando 3 días y consumiendo 1/3 de lo que consumiría un avión
convencional. El 8 de agosto, el vehículo híbrido LEMV hizo su vuelo
inaugural bajo financiación del ejército de EEUU”.
¿Por qué nadie había invertido hasta entonces en un proyecto que
parecía tan lógicamente bueno? El miedo al cambio. Los gobiernos por
defecto les dicen que no a los emprendedores, igual que un padre le dice
a un niño que el tenedor sólo se usa para comer. Y ahora es
precisamente, el momento del cambio y la innovación. Atrás quedaron los
tiempos del pensamiento recto y ahora ya no es suficiente con el
pensamiento lateral. Bruce Dickinson recomienda el pensamiento
“circular”.
Otra
anécdota que quiso compartir con nosotros fue la del “Flight 666”. Iron
Maiden alquiló por 2 años el avión y luego lo cedió un año más para
vuelos comerciales. Gracias a meter a todo el equipo, los instrumentos,
etc. en un avión y la libertad de movimiento que ello les otorgaba,
fueron capaces de hacer ése tour que nunca había sido posible hasta
ahora. India, Australia… esos países parecían tan fuera de alcance… y
gracias a una idea innovadora, se hizo realidad. Además, la cesión del
avión para vuelos comerciales durante un año más hacía que la gente
comentase “¡He visto el avión de los Maiden, seguro que están en la
ciudad!”, poniendo al grupo en boca de todos, consiguiendo que se
hablase de ellos.
Después de su corto discurso en el que a pesar de no decir nada nuevo
ni nada que no hayamos oído antes fue emotivo e inspirador, Bruce
Dickinson se marchó corriendo del Fòrum de Barcelona en dirección al
aeropuerto – lo que no sabemos es si como Capitán Dickinson o como
pasajero.
Texto y fotos: Sofia Osorio
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